Hoy voy a hablar una novela que sin duda forma parte de “los grandes clásicos de
Esta novela podría habernos dado un genio relato o una novela corta muy buena, pero en cambio se queda en una novela buena ya que a ratos llega a aburrir. La historia de fondo resulta genial, con alta integración de elementos científicos (y bien conjugados), y es 100% verosímil, tal y como suele acostumbrar sir Arthur. Su narración es ágil, ligera y excepcionalmente clara (su prosa siempre me ha recordado hasta cierto punto a las matemáticas por ser clara y directa pero un tanto fría y ausente de aderezos típicos de la literatura) convirtiendo la lectura en algo natural. Hasta aquí bien, pero los peros son también los habituales en este autor. Los personajes son absolutamente planos y asépticos, hasta tal punto que la mayor parte de las veces lo que más les diferencia es su especialidad científica, teniendo pocos rasgos personales que no suelen pasar de mera curiosidad. La trama es prácticamente inexistente, fuera del hecho inicial de la novela y su típica (por habitual en el autor no por no ser sorprendente, que suele serlo) sorpresa final, pocos hechos mas solemos encontrar más allá de un seguir el escenario. Lo cual unido a su carencia total de ritmo (cuando se enrolla con los efectos de la gravedad por undécima vez en la novela a uno se le van las ganas de seguir) y la falta de aderezos de su prosa convierten los capítulos centrales de su obra en un ejercicio de paciencia.
Como conclusión simplemente indicare que aunque puede ser una novela un tanto sosa no es para nada mala y la recomiendo encarecidamente a cualquier amante de
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