lunes, 19 de abril de 2010
Cala Arenosa 1ª parte
Aquellos que se dirigen hacia el norte desde Magnimar siguiendo la costa rocosa se encuentran rápidamente con un país peculiar. Cortinas de niebla velan el paisaje, flotando espectralmente sobre húmedos y solitarios pantanos. Pequeños bosques salpican la región, sus enmarañadas profundidades rebosantes con el perfume de la savia de pino y de ortigas y laureles, mientras que tierra adentro valles ribereños revestidos por majestuosas secuoyas se hallan intercalados entre riscos agujereados y escarpes calizos. Esta enorme extensión y la sensación de aislamiento de la región le han proporcionado su nombre local: la Costa Olvidada.
Sin embargo, hay focos de la civilización a lo largo de la Costa Olvidada. Campamentos varisios tradicionales pueden ser hallados en cada hondonada y quebrada a lo largo de una costa delimitada por acantilados, y casas solitarias se sitúan sobre los farallones: domicilios para los excéntricos o los ricachones que buscan un poco de tranquilidad más allá del bullicio de las calles de Magnimar. Se pueden encontrar posadas situadas a la vera de los caminos cada veinticuatro millas o así, situadas en virtud de la distancia que la mayoría de los viajeros puede caminar dado un día de viaje. Pequeñas capillas de piedra consagradas a Desna, diosa patrona de los nómadas y de los varisios, ofrecen nuevas oportunidades de refugio contra las numerosas tormentas que suelen sorprender al viajero desprevenido. En el momento adecuado, cualquiera de estas semillas de civilización podría florecer en un pueblo, o incluso en una ciudad. Esto ya ocurrió una vez, a lo largo de la orilla de un puerto natural ubicado entre acantilados y situado a unas cincuenta millas al noreste de Magnimar. Lo que una vez fue un campamento varisio más grande de lo normal a la sombra de una antigua torre en ruinas se ha convertido en la ciudad más grande de la Costa Olvidada: Cala Arenosa.
Cala Arenosa
Conforme uno se acerca a la ciudad de Cala Arenosa, la huella de la civilización en la Costa Olvidada crece con mayor claridad. Las tierras de cultivo empiezan a ser más numerosas en los páramos y valles de los ríos, y las glaucas aguas del Golfo Varisio se encuentran salpicadas por barcos pesqueros. El paso sobre arroyos y ríos es realizado más a menudo por puentes de madera que por vados naturales, y el Camino de la Costa Olvidada se torna más amplio y mejor conservado.
La vista de Cala Arenosa desde cualquier dirección (al sur o al este), se mantiene obstaculizada por el gran levantamiento de piedra caliza conocido como Promontorio del diablo o el arco de afloramientos rocosos conocidos como los Riscos Susurrantes, pero al dar la última vuelta del camino el humo de las chimeneas y el bullicio de las calles saludan al viajero con la promesa de camas calientes: una vista bienvenida por todos aquellos que hayan transitado en soledad por el Camino de la Costa Olvidada.
Desde el sur, se entra a Cala Arenosa por un puente de madera, mientras que desde el norte un muro de piedra no muy alto da a la ciudad un poco de protección. Aquí, el Camino de la Costa Olvidada pasa a través de una puerta de piedra que es generalmente vigilada por uno o dos guardias; el puente sur está, por lo general, sin vigilancia. Aparte de por alguna incursión goblin ocasional, los ciudadanos de Cala Arenosa se han tenido que preocupar poco por la invasión o el bandolerismo; la región no está lo suficientemente poblada para hacer del robo un negocio lucrativo. Colgando de un clavo doblado tanto en la puerta norte como en el puente sur hay un letrero y un espejo. En el cartel se ha escrito el siguiente el mensaje: "¡Bienvenido a Cala Arenosa! ¡Por favor, detente a contemplarte a ti mismo tal y como nosotros te vemos!
Cala Arenosa
Pueblo pequeño convencional (alcalde); AL NG
PO Limite 800 po; Activo 49,600 po
Demografía
Población 1,240
Tipo aislado (90% humanos, 3% medianos, 2% enanos, 2% elfos, 1% semielfos, 1% gnomos, 1% semiorcos)
Figuras de autoridad
Kendra Deverin alcalde (NG mujer humana noble/experta); Belor Hemlock, sheriff (CG varón humano guerrero); Abstalar Zantus, clérigo local (CG varón humano clérigo); Titus Scarnetti, aristócrata (LN varón humano noble); Ethram Valdemar, aristócrata (NG varón humano noble/experto); Lonjiku Kaijitsu, aristócrata (LN noble /experto)
Historia de Cala Arenosa
Hace miles de años, antes de la caída de Thassilon, lo que hoy en día se conoce como la Costa Olvidada no era una costa como tal. Se trataba de una serie de formaciones rocosas y acantilados que corrían a través de un vasto páramo que se extendía entre el final de las Montañas de la Cicatriz Nublada al sur de los Pantanos de los Légamos. Llamado La Quebrada, esta cresta de escarpado granito y de piedra caliza marcaba la frontera entre las naciones de Shalast y Bakrakhan. Cuando Thassilon cayó, la nación de Bakrakhan se derrumbó y cayó en el mar, formando lo que se llama hoy el Golfo Varisio –y La Quebrada se convirtió en la costa de la región.
Antes de estos acontecimientos cataclísmicos, La Quebrada estaba fuertemente patrullada por los ejércitos de Shalast y Bakrakhan. Violentos enfrentamientos entre las dos fueron comunes. Karzoug, líder de Shalast, utilizó su impresionante magia y a gigantes esclavos para erigir inmensas estatuas con su imagen a lo largo de La Quebrada, centinelas de granito de cientos de pies de altura y cuyos pétreos ojos le permitían vigilar la nación de Bakrakhan desde la seguridad de su trono en la lejana Xin-Shalast. En respuesta, Alaznist, líder de Bakrakhan, construyó varias destructivas torres de vigilancia llamadas Atalayas del Fuego Infernal a lo largo de La Quebrada. En cada una de estas torres se alojaba un contingente de sus soldados, comandados por hechiceros y taumaturgos tomados de su guardia personal. Encima de cada Atalaya ardía una constante vorágine de fuego arcano, que su comandante podría canalizar directamente a los ejércitos de los alrededores. Las Atalayas realizaron una excelente labor impidiendo que las fuerzas de Karzoug invadieran Bakrakhan, mientras que las Estatuas Centinelas de éste evitaron que a su vez Alaznist lanzara invasiones sorpresa. Y así las dos naciones coexistieron en precario equilibrio hasta la catastrófica caída de su mundo.
Después de la caída de Thassilon y la destrucción de Bakrakhan, La Quebrada se convirtió en la nueva costa. Las Estatuas Centinelas de Karzoug se derrumbaron, aunque aquí y allá se pueden encontrar fragmentos de lo que antaño fueron poderosos guardianes. Las Atalayas del Fuego Infernal de Bakrakhan no tuvieron mejor destino: la mayor parte de estas torres de vigilancia cayó en el mar durante el cataclismo. Sólo una se mantuvo por encima de las olas, e incluso ésta se derrumbó quedando menos de la cuarta parte de su altura original. Los nómadas varisios habían conservado en su tradición oral historias de cómo, en su día, las torres en ruinas lanzaron fuego a las tierras que los rodeaban, pero a lo largo de las generaciones estos cuentos han evolucionado. La ubicación de la ruina a la orilla del mar parece indicar que una vez fue un faro, y con el tiempo, la vorágine de fuego se convirtió en haces de luz. Hoy, los varisios ven la última Atalaya del Fuego Infernal únicamente como un antiguo faro en ruinas, un hito que ellos llaman la Vieja Luz. No perdura ninguno de los efectos destructivos de la torre en las crónicas modernas, aunque pistas de su legado de violencia perduran insospechadas en las catacumbas que una vez conectaron con las mazmorras de la torre.
Posteriormente los colonos de la nación sureña Cheliax llegaron a Varisia. La ciudad de Magnimar fue fundada por colonos descontentos con la fuerte dependencia del apoyo chelish en Varisia oriental, y en poco tiempo la necesidad de nuevas tierras de cultivo creció con fuerza. En el sur, la considerable extensión de los Pantanos de los Légamos hizo difícil la agricultura, por lo que los colonos dirigieron su mirada hacia el norte a lo largo de la Costa Olvidada. Durante gran parte de su longitud, la costa ofrece poco refugio, con una excepción: una perfecta cala a unas cincuenta millas de distancia. Una cala dominada por unas curiosas ruinas de piedra.
La fundación de una nueva ciudad no es un asunto que debe tomarse a la ligera, ni puede ser realizada por un solo hombre. Cuatro poderosas familias de Magnimar tenían planes para la región, y en vez de maquinar los unos contra los otros, se aliaron y formaron la Liga Mercantil de Cala Arenosa. Estas cuatro familias, la Kaijitsu (fabricantes de vidrio y joyería), la Valdemar (navales), la Scarnetti (los madereros), y la Deverins (agricultores y fabricantes de cerveza), navegaron al norte para reclamar las nuevas tierras después de asegurar sus derechos en la Cancillería de Magnimar. Sin embargo, cuando llegaron, encontraron el lugar ya ocupado por una gran tribu de varisios.
Rehusando retroceder, la Liga Mercantil de Cala Arenosa comenzó una serie de conversaciones con los varisios, prometiéndoles un lugar importante en el nuevo municipio. Lamentablemente, después de una semana de conversaciones que no parecían ir a ninguna parte, un hombre impaciente llamado Alamon Scarnetti tomó el asunto en sus propias manos. Apoyado por un grupo formado por sus hermanos y primos, Scarnetti organizó un ataque al campamento varisio, con la intención de matar a todos y dejar pruebas que inculparan a los goblins. Sin embargo, los Scarnettis, demasiado borrachos y confiados en exceso, lograron matar sólo a cinco varisios antes de que ellos mismos se vieran obligados a huir, dejando atrás a tres de sus propios compañeros.
La Liga Mercantil de Cala Arenosa huyó de regreso a Magnimar, y en los meses siguientes sufrió las consecuencias del asalto de Alamon. El Consejo Varisio de Magnimar exigió un castigo para las cuatro familias, pero el Alto Tribunal concertó una paz entre ellos gracias a la notable habilidad diplomática de un joven bardo, miembro de una de las familias acusadas, Almah Deverin. No sólo logró disuadir a los varisios de una retribución pagada con sangre, sino que también logró salvar los planes sobre Cala Arenosa prometiendo incorporar el culto de Desna en la nueva catedral de la ciudad así como dar al Consejo Varisio una generosa parte de los beneficios obtenidos por las empresas en Cala Arenosa en el transcurso de los próximos cuarenta años. Un año más tarde, la Liga Mercantil de Cala Arenosa inició la construcción de varios edificios con la plena cooperación de los varisios. En los cuarenta y dos años transcurridos desde su fundación Cala Arenosa ha florecido. Aunque el cumplimento del pacto con el Consejo Varisio ha expirado, el gobierno de Cala Arenosa ha elegido ampliar el pacto otros veinte años, con cierta consternación de algunos lugareños.
Hoy, Cala Arenosa es una próspera comunidad. Muchas industrias, incluidas la pesca, la construcción, la agricultura, la caza, la elaboración de cerveza, el curtido, la construcción naval y el propio legado Kaijitsu de fabricación de vidrio han florecido y animan a trabajadores cualificados de lugares tan lejanos como Korvosa y Puerto Misterio a trasladarse aquí. Sin embargo, la ubicación de Cala Arenosa en la Costa Olvidada también ha atraído recientemente a colonos de otra índole. Dado que exploradores y aventureros comienzan a juntar los fragmentos de la antigua influencia del imperio de Thassilon en la región, la presencia de ruinas thassilonias ha actuado como un imán para esta gente. La Vieja Luz no es la excepción, y algunos recién llegados a Cala Arenosa están principalmente interesados en esta ruina.
A lo largo de sus cuatro décadas de historia Cala Arenosa no ha tenido que afrontar grandes desastres. Cada invierno trae su cuota de poderosas tormentas, pero el puerto natural, los bancos de arena y los acantilados hacen un extraordinario trabajo embotando la fuerza del viento y las olas, por lo cual la ciudad queda relativamente intacta de estragos. Los más ancianos en la ciudad recuerdan algunas tormentas realmente intensas, pero aparte de su primer y violento contacto con los varisios, sólo dos eventos realmente han sido calificados como desastres: el Fuego de Cala Arenosa y el Carnicero. Estos dos acontecimientos, que se produjeron en un corto espacio de tiempo, son agrupados como las “Desgracias Prolongadas”, aun cuando los dos eventos no tenían ningún vínculo evidente. En cualquier caso, los nativos de Cala Arenosa se muestran renuentes a hablar sobre ello, ya que prefieren mirar hacia el futuro.
Las “Desgracias Prolongadas”
Cuando Jervis Stoot dejó claras sus intenciones de construir un hogar en la isla, justo al norte de la Vieja Luz, la población local no le prestó atención. Jervis ya había obtenido una reputación de excentricidad cuando comenzó su cruzada en solitario para tallar imágenes de aves en todos los edificios de la ciudad. Stoot nunca hizo una talla sin conseguir el permiso, pero su increíble habilidad en la talla de madera era tal que, si escogía un edificio como sede de su nuevo proyecto, su dueño aprovechaba la oportunidad. "Lucir un Stoot" pronto pasó a ser algo de lo que fanfarronear, y Jervis finalmente extendió su regalo para incluir figuras de barcos y carruajes. Los que intentaron contratarle o pagar por su trabajo fueron rechazados; Stoot les dijo: "No hay aves en la madera para que yo pueda liberarlas”, y seguía su camino, a menudo deambulando por las calles durante días antes de notar oculto un pájaro en algún vallado, dintel, fachada o puerta, que entonces, tras obtener permiso, él “liberaba” con su fiel hachuela y sus cuchillos de talla.
La excusa de Stoot para querer trasladarse a la isla parece muy inocente: el lugar era un lugar de nidificación de muchas aves. Tanto es así, de hecho, que dentro del gremio de carpinteros (con quienes Stoot había mantenido una competencia amistosa varios años) se ofrecieron voluntarios para construir una escalera, de manera gratuita, a lo largo de la cara sur del acantilado de modo que Stoot pudiera ir y venir de su nueva casa con facilidad. Durante quince años, Stoot vivió en la isla. Sus viajes a la ciudad fueron cada vez menos frecuentes, por lo que vino a ser algo notable el que escogiera un edificio para albergar una nueva talla Stoot.
Cala Arenosa no es ajena a la delincuencia, o incluso al asesinato. Una o dos veces al año, las pasiones estallan, se producen robos violentos, los celos se desbordan o se bebe demasiado, y alguien acaba muerto. Pero cuando los cuerpos comenzaron a amontonarse hace cinco años, el pueblo inicialmente no tenía ni idea de cómo reaccionar. El sheriff en ese momento era un hombre competente llamado Casp Avertin, un vigilante jubilado de la ciudad de Magnimar. Sin embargo, incluso él estaba mal preparado para el asesino que llegó a ser conocido como el Carnicero. En el transcurso de un largo mes invernal, parecía que todos los días traían una nueva víctima. Cada una se encontró en la misma terrible situación: los cuerpos con cortes profundos en el cuello y el torso, las manos y los pies mutilados y apilados cerca, y los ojos y la lengua arrancados con crudeza y completamente ausentes.
En el transcurso de ese terrible mes el Carnicero reivindicó veinticinco víctimas. Su extraña habilidad para eludir las trampas y la búsqueda llevada a cabo por la guardia de la ciudad tomó un precio importante en el Sherrif Avertin, que se volcó cada vez más a la bebida. En cualquier caso, el propio Sherrif Avertin se convirtió en la última víctima del Carnicero, ya que cayó en la captura del asesino en un estrecho callejón -conocido ahora como el Callejón del Carnicero- donde éste estaba mutilando a su más reciente víctima. Sin embargo, en la lucha que siguió, Avertin hirió al asesino. Cuando la guardia de la ciudad encontró ambos cuerpos unos minutos más tarde, pudieron seguir su rastro sangriento.
Un rastro que les condujo directamente a las escaleras de la Roca de Stoot. En un primer momento, la guardia de la ciudad se negó a creer en las evidencias y temió que el Carnicero hubiera llegado a reclamar al pobre Jervis Stoot como su vigésima sexta víctima. Sin embargo, lo que los guardias se encontraron en la modesta casa situada en la cima de la isla, y en el más grande complejo de salas que se había excavado en la roca a continuación, no dejaron lugar a dudas. Jervis Stoot y el Carnicero eran los mismos, y los ojos y las lenguas de las veinticinco víctimas fueron encontrados en un altar consagrado a un horrible demonio con forma de pájaro cuyo nombre ni aun hoy en día se atreven pronunciar en voz alta. Stoot mismo fue encontrado muerto en la base del altar, después de haberse arrancado sus propios ojos y la lengua, en una última ofrenda. Los guardias derrumbaron la entrada de las cámaras, quemaron la casa, rompieron las escaleras, e hicieron todo lo posible para olvidar. Stoot fue quemado en la playa en una pira, y sus cenizas luego bendecidas y esparcidas, en un intento de evitar el impío regreso de su maligno espíritu.
Jugarretas del destino, el pueblo de Cala Arenosa tendría pronto una nueva tragedia que soportar, que casi eclipsó los horrores del Carnicero. Un mes después de que el asesino fuera abatido, un terrible incendio asoló Cala Arenosa. El fuego comenzó en la Catedral de Cala Arenosa y se propagó con rapidez. Como el pueblo fue movilizado para salvar a la iglesia, el incendio se extendió y consumió las Caballerizas de la Costa Norte, la posada Ciervo Blanco, y tres casas. Al final, la iglesia se quemó completamente, junto con el apreciado sacerdote Ezakien Tobyn.
Todo lo que queda hoy de las una vez apreciadas tallas Stoot son cicatrices en los edificios donde los propietarios utilizaron hachas para eliminar lo que se había convertido en un inquietante recordatorio de un lobo en su redil. Los hogares y las empresas arrasadas por el fuego han sido reconstruidos, y la Catedral de Cala Arenosa finalmente se ha reconstruido también. Con la consagración de la nueva catedral, Cala Arenosa puede dejar atrás la oscura época de las “Desgracias Prolongadas”.
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