Mar de Fuego: Este es el nombre por el que se conocen las llanuras cubiertas de yerbaflama que se extienden al norte de Amanecer y al sur del Macizo del Trono. Se desconoce el alcance de su extensión hacía el este, y aunque no se ha llegado a descubrir su final hacía el oeste se sabe por terceros que existen varias culturas allí.
La yerbaflama es una planta muy peculiar que parece un tipo de poa de color rojizo amarillento, con la peculiaridad de que cuando le da el sol de lleno sus espigas parecen talmente llamas dando la impresión de que toda la llanura es un gigantesco mar de llamas. Es una planta increíblemente agresiva y expansionista, pues ataca a cualquier otra especie vegetal que se cruce en su camino consumiéndola y ahogándola. La yerbaflama es altamente inflamable, y el fuego parece ser su forma regeneración y extensión principal. Esta planta resulta venenosa para cualquier criatura viviente excepto para los goblins del Mar de Fuego, los señores indiscutibles de estas llanuras, que parecen haberse adaptado a ella.
Mar de Hierro: Este embravecido mar se extiende al sur de Amanecer, y recibe su nombre por el peculiar tono grisáceo de sus aguas, resultado del movimiento del limo de las profundidades por las continuas tempestades y marejadas que tienen lugar en esta superficie acuosa. El Mar de Hierro es por donde las arcas de piedra flotante llegaron a la tierra que llamarían Amanecer desde la moribunda Ata’lantia. Puesto que la mayoría de estas arcas fueron destruidas o se encuentran inservibles, el Mar de Hierro apenas es transitado, pues sin protección mágica potente y continuada sus tormentas terminan por hundir cualquier embarcación.
Mar de Nordengaast: El ártico Mar de Nordengaast se encuentra al norte de la Confederación Iskaändir, y es una importante vía comercial que ha convertido a la Confederación en una potencia comercial. Lo que convierte a este mar en un nexo de transporte tan importante no es tan solo su localización intermedia entre varias potencias comerciales, si no las corrientes Aleuciadas.
Las Aleuciadas son unas potentes corrientes marinas que siempre se mueven en la misma dirección y sentido y que te llevan hasta sitios lejanos de este mundo, e incluso se dice que de otros, en cualquier caso su origen mágico queda patente. La procedencia de estas corrientes se encuentra en el norte de este mar, internándose en los Hielos Perpetuos, pero nadie que haya intentado encontrar su fuente ha vuelto jamás para contarlo.
Marca del Cuervo: Esta fue la primera colonia de Amanecer más allá de las montañas que marcan el límite de la tierra consagrada, y también es la que tuvo un destino más funesto. Esta colonia se fundó más allá del límite nororiental de Amanecer muy cerca, aunque eso se desconocía en aquel entonces, de los Pantanos de la Noche Eterna, lo que a la postre terminaría siendo su perdición. La Marca del Cuervo simplemente se desvaneció un día, se perdió contacto, y de los exploradores enviados desde la Marca del Grifo simplemente no se volvió a saber nada. Finalmente desde Amanecer se decidió borrar toda mención a la desaparecida Marca y olvidarse de ella. Aunque ella no les olvidó a ellos.
Marca del Grifo: Esta colonia se extendía en los valles al norte de Amanecer, y pronto resultó todo un éxito. Pero este éxito fue también la causa de su ruina, pues atrajo la atención de Ocaso el-fin-de-todas-las-cosas, un poderoso dragón rojo del Mar de Fuego que envió una horda de goblins para acabar con esos molestos forasteros, aunque su influencia en la que fue llamada Guerra del fin no se conocería hasta dos décadas después, en la Batalla de los Tres Reyes.
Aunque la Marca fue totalmente destruida, y Amanecer decidiese abandonar su proceso colonizador junto con los colonos que pudiesen haber sobrevivido, algunas de las poblaciones consiguieron sobrevivir e ir recuperándose. No fue hasta pocos meses antes de la Batalla de los Tres Reyes que Amanecer descubrió que los restos de su segunda colonia seguían existiendo y tomaron posesión de ella, considerándose ahora una parte, no consagrada, de Amanecer.
Pantanos de la Eterna Noche: Este pantano, localizado a unas ciento veinte millas del extremo nororiental de Amanecer, es protagonista de infames leyendas y pavorosos relatos de terror. Recibe su nombre por una emanación gaseosa, de color negruzco y origen geológico, absolutamente única. Esa emanación no sólo oculta la luz del sol, si no que permite ver las estrellas e incluso las dos lunas gemelas de Orfhan y Gaea como si se mirase al cielo nocturno. Este vapor es apreciado entre los adivinos, pues parece potenciar sus ensalmos y visiones, además de ser un gran componente para objetos relacionados con la adivinación.
En el pantano se encuentran las ruinas de la capital de una raza extinta que se llamaban a sí mismos elfos, los primeros de esta raza con que se topó Amanecer. Poco se sabe de esta cultura y de por qué fue destruida, aunque sabemos que fueron grandes en las artes neocrománticas por su último superviviente, el vampiro conocido como Rey Nocturno.
El Destino
En el mundo de Amanecer el destino es una fuerza real cuya influencia es tan palpable como la de la gravedad. Aunque a esta fuerza se la conoce comúnmente como destino los eruditos tienen otros nombres para ella, Ananke y Ka. La Ananke es la corriente del destino, la fuerza primordial que encamina y dirige desde la caída de una hoja hasta el hundimiento de un imperio. El Ka por su parte es la fuerza de destino que poseen los seres individuales, cuanto mayor sea su Ka más fuerza tiene su destino individual frente al destino global, es una fuerza solo existente en los seres vivos con voluntad. Ambas fuerzas suelen en conjunto, aunque no siempre es así y en ocasiones un ka se enfrenta a la Ananake produciendo lo que el vulgo suele denominar, “poseer un destino turbulento”. En cualquier caso ambas fuerzas están relacionadas y conforman el destino de todo lo que existe y ata tan firmemente a la humanidad como a las rocas.
Sin embargo hay elementos en la creación que son capaces de superar la fuerza tanto de su Ananke como su Ka. Se desconoce el proceso exacto que posibilita esto, aunque si se han catalogado dos fuentes: nacimiento y voluntad.
Aquellos que superan su destino por voluntad, por lo que tan solo es posible que seres con voluntad entren en esta categoría, mayoritariamente solo superan la Ananke, no llegando a lograrlo con su Ka más que unos pocos de este grupo ya por si selecto. Muchos de estos individuos llevan una vida que se suele denominar “aventurera”. Son individuos intrépidos y capaces, que se salen de la norma de su propia cultura y van más allá de sus limitaciones. Además son los principales impulsores del cambio, puesto que cada acción que rompa con su Ananke y/o Ka produce alteraciones en el Ananke general y otros Kas, como una piedra lanzada a un estanque altera su superficie más allá de donde ha impactado.
El proceso que crea a entidades, puesto que aparece en objetos inanimados tanto como en animados, capaces de superar tanto su Ka como su Ananke, es una incógnita. Lo que si se sabe es que tiene que ver con el momento y lugar exacto de su nacimiento o creación respecto a la posición de los setenta y siete grandes astros. Es por esto que hay setenta y siete marcas, y cada una parece tender a conferir un destino relacionado con el astro en cuestión, razón por la que los eruditos aun debaten si estos seres realmente superan su destino o tan solo lo ven alterado por fuerzas mayores.
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