jueves, 2 de septiembre de 2010

Lack, 3ª parte

Esta es la tercera parte de tres de la traducción del relato introductorio del manual básico de Eclipse Phase, “Lack” (Carencia), traducida por Albertorius y publicada con su permiso. Lack esta licenciado bajo Creative Commons License Creative Commons Attribution-Noncommercial-Share Alike 3.0 Unported License por Posthuman Studios. La traducción esta licenciada bajo Creative Commons License por Albertorius.


Pivo se quedó pegado a la puerta, mirando mientras descendían por debajo de la capa de nubes saturadas de ceniza y se pudo vislumbrar la tierra debajo. Ahora se encontraban en la atmósfera, descendiendo por la planta de judías situada entre la Tierra y la estación por encima suya, una inmensa proeza de ingeniería construida con nanotubos de carbono. El coche cohete se arrastraba por el cable, llevándoles cada vez más y más cerca del planeta en ruinas.
La atmósfera de la Tierra estaba saturada de un polvo grueso, del color el óxido. El viento azotaba la superficie del planeta a una velocidad aterradora, girando peligrosamente en algunos lugares. La caída había acabado irremediablemente con los sistemas climáticos planetarios, cuando aparentemente la transhumanidad entró en guerra con un grupo de IAs renegadas conocidas como los TITANs. Bombas, fuegos descontrolados, ataques químicos, plagas de guerra biológica, voraces nanoenjambres, incluso bombas nucleares, cada uno de esos cataclismos se había cobrado su precio. Ahora el planeta era un lugar inhóspito, bajo los efectos de un invierno nuclear. Algunas de las nubes tenían formas inusuales, desafiando los vientos de elevación, e incluso parecían retorcerse mientras se movían: los prósperos descendientes de nanonejambres aéreos auto replicantes, sospechaba Pivo. ¿Quién sabe qué otras monstruosidades les esperaban más abajo, evolucionadas a partir de los restos de las máquinas de guerra IA?
El acceso a la Tierra estaba prohibido. Había sido abandonada al enemigo. Aunque se suponía que los TITANs se habían marchado hacía mucho tiempo, huyendo del sistema solar a través de puertas de agujero de gusano construidas en secreto, y llevándose consigo millones de mentes transhumanas descargadas a la fuerza, habían dejado sus herramientas. De igual manera, algunas de las armas que la transhumanidad desencadenó sobre las IAs, y en muchas ocasiones, sobre sí mismos, habían desarrollado una vida propia. Así que se abandonó la Tierra y se impuso un bloqueo con satélites asesinos de las hipercorporaciones en órbita que derriban a cualquier cosa que intente aterrizar o salir de la superficie del planeta.
Como reclamador, Pivo formaba parte de una facción pequeña pero ruidosa que abogaba por un regreso a la Tierra. Creían que aún había esperanza para el planeta. Siempre había perseverado, y no era el momento de darlo por muerto. La Tierra necesitaba ser limpiada y terraformada, resucitando el hogar de la transhumanidad. Pero los reclamadores eran minoría. Para la mayoría de los supervivientes de la Caída, la Tierra representaba demasiados recuerdos horribles. Vidas arruinadas. Seres queridos desaparecidos. Sus propias muertes. Era un monumento a la arrogancia y a los errores de la transhumanidad, un crudo recordatorio de que, a pesar de todos sus avances y tecnología, o tal vez a causa de ellos, eran capaces de destruirse a sí mismos.
Por supuesto, esto no impedía a algunos intentarlo. Grupos de carroñeros seguían haciendo incursiones en las ruinas del planeta, recuperando tesoros perdidos, artefactos culturales, o incluso las mentes preservadas de aquellos que no pudieron escapar. Algunos reclamadores habían dado comienzo a sus propias misiones secretas, con la intención de establecer campamentos base desde los que comenzar sus propios proyectos de reclamación. De la mayoría no se volvía a oír hablar.
El equipo de cuatro descansaba y preparaba el equipo en la gran sala principal del cohete, Sava y Sarlo en una atestada burbuja hinchable para que los biomorfos pudiesen escapar de los confines de sus trajes de vacío durante un rato. Pivo había preferido quedarse fuera de la burbuja y en su traje de vacío. El descenso apretado con Sava no le sonaba agradable. Las paredes de la sala estaban empapadas de sangre de décadas de antigüedad, congelada ahora en un marrón cristalino en la cabina despresurizada. Fuesen quienes fuesen los últimos pasajeros de este cohete, huyendo de una Tierra condenada, debieron acabar lanzándose violentamente unos contra otros, impulsados por la locura o la desesperación.
[Me pregunto cómo fue.] Sarlo compartió el pensamiento con el grupo.
[¿Qué?] Replicó Pivo.
Sava se interpuso rápidamente y puso fin a la discusión que Sarlo estaba deseando comenzar. [Cortad la filosofía y la dramatización. Sabéis que no soporto esa mierda.] Sava trataba desesperadamente de mantener el orden y un aire de duro desinterés. Era demasiado sencillo dejar al cerebro vagar en el pasado y en el destino de los millones de fallecidos durante la Caída. Para contrarrestarlo, Sava siempre recurría a la diatriba. [Escuchad. Todos sabemos los parámetros de la misión. Vamos a localizar a alguien. Un correo. Lo más probable es que sea un cadáver. Su última posición conocida vivo fue la estación base en la que acabaremos cuando se nos acabe el viaje. Monte Kilimanjaro. Que, de acuerdo con fuentes bastante fiables, fue arrasado por robots asesinos, que probablemente estén aún por la zona.] Sava se detuvo durante un momento, por el efecto dramático, antes de continuar. [Recuperaremos algo del correo. Qué, no tengo ni puñetera idea. Sólo sé que para la organización es bastante valioso. Nos limitaremos a lo que sabemos. No quiero escuchar más putos “y si” o “me pregunto”. Si vuestros pensamientos están en cualquier otra cosa que no sea la misión, guardároslos. No quiero escucharlos.] Y con esa declaración, el resto del viaje a la estación Kilimanjaro se hizo en silencio, cada uno dedicado a sus propios pensamientos, sin un solo contacto entre ellos.

***

El cohete claqueteó hasta detenerse dentro del oscuro y cavernoso hangar. En otra época, el hangar del Kilimanjaro fue el puerto Tierra-espacio más usado en el mundo, atendiendo cada año a millones de clientes. Ahora, mientras Pivo apretaba su rostro a una de las ventanas del cohete y miraba hacia el negro vacío del hangar, parecía como si el lugar fuese un vacío sin alma.
[Listo cuando vosotros lo estéis.] Avisó Sarlo a Sava, preparado para hackear la apertura de la puerta del cohete y permitir que el rancio aire lleno de polvo de la Tierra bañase al equipo. Sarva asintió hacia Sarlo y la puerta del cohete se abrió con un sonido de descompresión. Un cegador polvo rojo grisáceo se extendió por el cohete desde el hangar y cubrió casi inmediatamente su interior.
El primer paso de Sava en el hangar del Kilimanjaro aterrizó firmemente sobre la frágil cavidad torácica del esqueleto de un niño. Lo huesos se convirtieron en astillas y polvo con un crujido. El suelo alrededor de la esclusa del cohete estaba tapizado por una alfombra de esqueletos enredados en una masa de ropas hechas jirones. No había forma de evitar pisarlos. Uno por uno, los demás salieron de la esclusa.
[Este lugar es una tumba.] Radió Berk al grupo.
[Todo el planeta es una tumba,] replicó Sava, con un armónico de eco adicional para permitir que la palabra tumba continuase reverberando tiempo después de acabar de transmitir, añadido específicamente para jorobar a Pivo, que apagó inmediatamente el eco en su cabeza con una contramedida de su musa.
Sava dio unos pocos pasos crujientes más hacia delante, y luego se detuvo. El resto del equipo la siguió.
[Aquí hay algo raro.] Sava pateó a uno de los esqueletos. Los huesos crujieron y se partieron. [No veo ninguna calavera.]
[Descarga forzosa.] Transmitió Sarlo. [Las máquinas de los TITANs cosecharon las cabezas de los muertos para escanearlas.] Se encogió de hombros. [Eso supongo, al menos.]
[¡Callaos!] Sava hizo señales al grupo para que se callasen. [¿Quién más ha oído eso?]
Un bajo zumbido mecánico reverberaba cerca. [Yo lo capto.] Respondió Pivo. [Delante, un poco al norte. A unos 30 metros.] Como respondiendo a la observación de Pivo, comenzó a escucharse otro zumbido, este detrás del equipo, desde el borde sur del hangar. Otro zumbido proveniente del este se unió al coro. Los sonidos se iban acercando, volviéndose más distintivos, más agresivos.
[Aún no tengo visual. Este puto sitio está tan lleno de esta mierda de polvo que parece actuar también como chaff. ¡Los infrarrojos sólo me dan visión a unos veinte pies!] Sava señaló al equipo que se dirigiese a la derecha. [Permaneced juntos, nos moveremos lentamente y con los dedos en los gatillos. Las salas de pasajeros están al este de nosotros. Comenzaremos a buscar allí.] Ahora los zumbidos les rodeaban, justo más allá del alcance visual.
[¿Qué coño es eso?] Un robot insectoide volador con seis brazos articulados acabados en pequeñas sierras circulares se lanzó desde la polvorienta oscuridad hacia Berk, que se tiró al suelo y lanzó fuego de plasma contra él. El robot se estampó contra una pila de huesos y los prendió fuego. El fuego se extendió con rapidez, saltando entre ropas secas. El llameante suelo del hangar iluminaba ahora la zona con el caliente fulgor anaranjado de las llamas. Al menos una docena de robots insectoides flotaban en un perímetro alrededor del equipo, esperando la oportunidad para atacar. Otro robot se abalanzó sobre Berk, con sus brazos de sierra golpeando salvajemente. Berk disparó, pero falló. El robot impactó contra la cabeza de Berk, y las sierras se asentaron en su cuello. Saltaron chispas en todas direcciones al golpear metal contra metal. Berk soltó su fusil y tiró del cuerpo del robot hasta que las sierras se soltaron de su cuello. [¡Corred, cojones, jodidos idiotas! ¡Yo me encargo de esto!]
Sava disparó y derribó un robot, y luego se lanzó hacia el este, saltando sobre las llamas que le llegaban hasta la cintura. [¡Corred hacia la sala!]
Pivo se elevó sobre dos brazos y corrió detrás de Sava, con sus otros cinco brazos golpeando alocadamente sobre su cabeza. [¡Quita de en medio, lentorro!] Sarlo sobrepasó al octomorfo, corriendo a través de las llamas hacia la sala de pasajeros.
Berk lanzó al enfurecido robot contra una pila llameante de huesos, se puso de pie y siguió al grupo, cubierta de trozos de hueso y de polvo, con el zumbido del enjambre que la perseguía.
Sava llegó a la sala en primer lugar y el portal estaba abierto. Girándose son el fusil en alto, Sava se puso a cubierto contra el marco de la puerta. Sarlo y Pivo habían pasado las llamas y Berk estaba acercándose, igual que lo hacían los robots. Sava comenzó a proporcionar fuego de cobertura sobre la cabeza de Sarlo, derribando otro robot, pero el resto del enjambre no pareció verse afectado. Simplemente siguieron avanzando. De repente, más robots aparecieron desde las sombras cerca de la sala de pasajeros.
[¡Hay más! ¡Nos están flanqueando!] Sava disparó contra los nuevos robots para tratar de retrasar su trampa. Sarlo se encontraba a tan sólo treinta pies del portal cuando se tropezó en un montón de huesos. Su cuerpo infantil cayó de frente sobre el polvo y los restos humanos. Pivo saltó torpemente sobre él, se deslizó por el suelo y se aplastó contra el muro exterior de la sala cerca de la puerta a la derecha. Berk trató de detenerse y ayudar a Sarlo, pero, pero su impulso era demasiado potente y su agarre sobre el polvoriento suelo demasiado inestable. Siguió rodando sobre el suelo hacia delante en un montón de polvo, huesos destrozados y ropas hechas jirones, impactando finalmente contra Sava y al interior del pasillo.
Los tres miembros del equipo que se encontraban en el interior de la sala se recompusieron justo a tiempo para ser testigos de cómo un robot se enganchaba sobre la cabeza de Sarlo mientras se levantaba. La máquina extendió dos brazos a los lados y hundió sus sierras en el cuello de Sarlo. Los ojos de Sarlo se abrieron enloquecidos y su cuerpo se tensó mientras las sierras atravesaban carne y hueso, cercenando su cuello en cuestión de segundos. El instante en que su cabeza se separó de su torso, el robot se levantó con ella y saltó por encima de las llamas, hacia el oscuro olvido del lado más alejado del hangar.
El cuerpo sin cabeza de Sarlo se debatió durante unos instantes y luego se colapsó, esparciendo sangre en arcos largos y desganados.

***

Pivo, Sava y Berk se sentaron en silencio. Habían conseguido sellar el portal de la sala, sellando los horrores del hangar. Seguían pudiendo escuchar a los robots cazadores de cabezas flotando fuera del portal, golpeando ocasionalmente y lanzando sus cuchillas contra la puerta sellada.
Berk rompió finalmente el silencio. [Estoy tratando con todas mis fuerzas de no pensar en qué van a hacer con él.]
[Esfuérzate más. Sarlo era consciente de que las posibilidades de supervivencia eran escasas cuando firmó. Igual que todos.] Sava se levantó.
[¿Se lo deberíamos contar? ¿Cuándo se reenfunde?] Pivo sabía que eso iba a molestar a Sava, pero lo soltó de todas formas.
[¿Y eso sería amabilidad o crueldad, Pivo? Además, no hay ninguna garantía de que sobreviva ninguno de nosotros. Así que ¿a quién coño le importa? Esté donde esté tu último backup, espero que no vayas a echar de menos nada que te haya pasado desde entonces. Pongámonos en marcha.]

***

Sin Sarlo, Pivo se hizo cargo de las labores de navegación. Estaban acercándose a la sala VIP corporativa, la última localización conocida del correo.
El equipo atravesó corredores oscuros repletos de esqueletos descabezados y restos momificados. Años atrás, las fuerzas corporativas que defendían la estructura habían sido aniquiladas por máquinas de guerra IA, que habían asesinado sin piedad a todo el mundo situado en su interior. Los muros estaban repletos de cicatrices de combate y estaban cubiertos de sangre seca. Restos destruidos de máquinas de guerra IA llenaban también los pasillos, fantasmagóricos monumentos a las pocas victorias de la humanidad en su batalla perdida. Incluso como restos de chatarra, las máquinas tenían una presencia amenazadora.
[Lástima que esta no sea una operación de recuperación.] Comentó Berk. [A los autonomistas les encantaría echar un vistazo a todo esto. Como mínimo, para discernir qué podrían tratar de hacer con ello las hipercorporaciones.]
Al entrar en una confluencia de gran tamaño, los restos y escombros desaparecieron de forma abrupta, como si los hubiesen limpiado.
[Estoy captando unas lecturas térmicas extrañas aquí. Patrones que no tienen sentido.] Transmitió Pivo.
[¿Y qué se supone que significa eso?] replicó Sava.
Antes de que Pivo pudiese formar conscientemente las palabras “no lo sé”, su musa le envió un estremecedor aviso:

Musa de Pivo
Compañero IA

[Mis nanosensores registran la presencia de nanobots desconocidos en gran cantidad, de diseño altamente sofisticado, lo que sugiere manufactura TITANs. Contramedidas iniciadas.]
[¡Nanoenjambre! ¡Moveos, moveos!] Pivo transmitió en su pánico mientras se lanzaba a la carrera a toda velocidad con dos de sus brazos. Sava y Beck siguieron a Pivo sin preguntas. Todos eran conscientes de los peligros de un nanoenjambre TITAN. A diferencia de los nanobots que Pivo utilizaba a menudo, que estaban fabricados con propósitos específicos en mente, y que no eran ni inteligentes ni capaces de sustentarse por su cuenta, este nanoenjambre específico era autónomo, auto replicante, adaptativo y capaz de fabricar casi cualquier cosa según fuese necesario. Incluso mientras huían, nanosensores individuales estudiaban a los tres agentes, transmitiendo detalles acerca de sus morfos y su equipo al resto del enjambre.
Se encontraron delante con una bifurcación, y el camino se estrechaba en un túnel más pequeño. De repente, Pivo se detuvo, justo un metro antes del túnel.
[¡¿Qué coño pasa, Pivo!?] Sava miraba hacia atrás, hacia el pasillo. [¡El puto enjambre podría acabar con nosotros mientras nos paramos a charlar!]
[Mi musa detectó un pico de energía térmica aquí. El enjambre está tramando algo.] Avisó Pivo.
[Pero aquí no hay nada.] Replicó Berk, mientras movía su brazo arriba y abajo por la entrada del túnel. Su mano de metal golpeó de repente contra el suelo, separada de su muñeca.
[Cable monomolecular.] A pesar de que la situación parecía volverse más desesperada cada minuto, Pivo estaba impresionado y fascinado por la inventiva de la nanotecnología alienígena. [El enjambre ha llenado la puerta con él. Corta a través de cualquier cosa. Pero tiene poca fuerza elástica; probablemente lo hayas soltado.]
[Afrontémoslo. Estamos jodidos.] Berk recogió su mano cercenada del suelo. Más atrás, en el corredor el nanoenjambre comenzó a asumir una forma visible mientras los nanobots se congregaban. El enjambre estaba coagulándose hasta convertirse en una neblina arrastrándose hacia ellos. Berk continuó, [Probablemente todo el puerto esté repleto de esta mierda. Llegados a este punto soy inútil. Estas cosas ya han invadido mis sistemas, mis diagnósticos se están volviendo locos.]
[¿Qué estás diciendo, Berk? ¿Que estás acabada?] transmitió Sava.
[Si. Estoy acabada.] Berk agitó su cabeza en un gesto de disgusto. [Quién sabe con qué me han infectado estos pequeños bastardos. No quiero arriesgarme. Prefiero utilizar un backup limpio. Olvidar que esta mierda haya pasado jamás. Seguid corriendo si queréis. Trataré de conseguiros algo de tiempo.] Berk se giró y corrió directamente hacia la niebla. El nanoenjambre la rodeó inmediatamente y comenzó a despiezarla. La piel metálica de Berk comenzó a disolverse mientras seguía corriendo alejándose cada vez más y más de Sava y de Pivo, dejando tras de sí un etéreo rastro de nanoenjambre.
[¡Salid de aquí, imbéciles! ¡No hago esto para divertirme! Nos veremos la próxima vez.] Algunos minutos después, la señal de Berk desapareció.

***

Sava y Pivo entraron en la sala VIP. Cuando el espaciopuerto fue arrasado tantos años atrás, este fue el lugar de la última resistencia de los humanos. Montañas de esqueletos de personal de seguridad cubrían el suelo justo dentro del pasillo. Los restos chamuscados de una desesperada barricada estaban esparcidos junto a los montones de huesos. Había esqueletos vestidos en destrozadas ropas civiles agrupados alrededor de las paredes y de las esquinas, en algunos casos con una profundidad de tres o cuatro filas, como si todos ellos se hubiesen alejado lo más posible de algún avatar de la muerte en el centro de la habitación.
Pivo comenzó una operación para localizar la señal RFID que se supone que el correo tenía implantada en su hombro izquierdo. El código desencadenó un contacto a tres metros. Pivo apuntó un largo brazo a un pequeño montón de huesos. [Está ahí, en algún lado.]
Sava se acercó al montón de tres esqueletos y comenzó a examinar los huesos, arrancando o soltando todos los fémures. [Por dios, quiero un cigarrillo. Este morfo me tiene completamente jodido. ¿No he dejado ya claro que no fumo? Y aún así, siempre me enfundan en un morfo viciado.] Sava pasó el montón de huesos a Pivo.
[Debe ser gracioso. Sólo debería llevarme unos minutos examinar estos huesos a ver si tienen el grabado nanoscópico.] Pivo comenzó a trabajar. [Tiempo suficiente para un cigarrillo, si quieres.]
[Sí. Realmente gracioso. ¿Y si te convierto en polvo a ti y te fumo?] Sava se sentó en el suelo mientras Pivo soltaba una risita.
Al correo fallecido, quienquiera que fuese, se le había confiado una información demasiado delicada para transmitirla. Nadie conocía las auténticas capacidades de los TITANs de intercepción y decodificación, por lo que el correo había recibido una inyección de nanobots que habían grabado un mensaje cifrado nanoscópico en uno de sus fémures. Sin embargo, no había conseguido salir del planeta. Su mensaje nunca había sido entregado.
Pivo y Sava no tenían ni idea de qué era la información, pero obviamente alguien en Firewall la consideraba digna de adquirir. Tal vez información acerca de los TITANs. O la receta secreta de la familia de algún CEO de salsa para pasta.
[Este es.] Pivo le pasó el fémur a Sava y tiró los demás al suelo.
[¿Qué dice?]
[No lo sé. No estoy seguro de querer saberlo.] Pivo continuó extendiendo el fémur.
[Ya basta de drama, Pivo. Simplemente haz que lo lean tus nanos. Necesitamos una copia de esos datos. Si no quieres llevarlos, lo haré yo.]
[Lo preferiría. Gracias.] Pivo puso a sus nanobots a trabajar descifrando la inscripción. Cuando acabaron, transmitieron los datos directamente a Sava. Pivo no quería tomar parte en ello.
[Vale, ¿y ahora qué? ¿Cómo salimos de aquí? La única forma es volver por donde vinimos, y eso es un suicidio.] La complexión de Pivo pasó de un verde lechoso a casi un azul real. Siempre le pasaba cuando le comenzaba a asaltar la desesperación.
Sava no dudó en responder, prefiriendo hablar en lugar de transmitírselo. -No vamos a salir, Pivo. Ni siquiera vamos a intentarlo.- Sava levantó su fusil de plasma y lo apuntó directamente a la cabeza oblonga de Pivo. -Hasta la próxima, calamar.- Sava apretó el gatillo, y un fulgurante proyectil de plasma redujo a Pivo a una espasmódica masa de cartílago quemado y sanguinolento sobre unos brazos convulsos. Los brazos siguieron golpeando contra el suelo en un charco cada vez más grande de sangre mientras Sava se sentaba al lado de un montón de huesos y se apoyaba contra una pared.
Sava sacó un cigarrillo y lo encendió. La primera inhalación fue prácticamente orgásmica. A Sava le encantaba fumar.
Al exhalar, Careza le llamó. [¿Entro en contacto con el Proyecto Ozma?]
Sí. Pon a la señora en línea.
Una voz de mujer, fría y dura, entró en la cabeza de Sava, tan distinta de la tranquilizadora voz de Careza.

Agente Proyecto Ozma
[¿Está lista para entregar, Agente Sava?]
[Eso depende.] Sava dio otra calada.
[Tal vez no fui absolutamente clara durante nuestra negociación inicial, Agente Sava. Sus opciones son bastante limitadas. Es poco probable que consiga salir con vida del planeta, y no nos podemos permitir perder esta información, ni podemos permitir que caiga en manos de su organización. Va a cumplir su parte del trato, y confiar en que nosotros hagamos lo mismo.]
[O me dices en este mismo instante dónde está, o me llevo conmigo tu preciosa información.]
Se produjo una larga pausa antes de que la mujer transmitiese de nuevo. [Es consciente de que habrá consecuencias, Agente Sava. Para usted y para Rati.]
[Sí. Supongo que sí.] El cigarrillo ardió hasta el filtro y Sava lo tiró sobre un montón de huesos. [¿Qué va a ser, entonces?]
[Nosotros no negociamos, Agente Sava, no después de haber hecho ya un trato. Haga lo que desee, y nosotros reaccionaremos en consecuencia.] La conexión con la mujer se cortó. Sava se levantó hasta el lugar donde se encontraba el fémur del correo y lo cogió. Los restos de Pivo cubrían el hueso. Sava lo limpió y lo cogió para echarle un vistazo de cerca.
Lo siento, Careza. Sólo envío de información. Deja el ego detrás.
[Entendido.]
Con la velocidad del pensamiento, Sava ordenó a Careza que activase el emisor lejano de emergencia de su pila cortical: un transmisor de neutrinos de una sola carga, alimentada por una minúscula cantidad de antimateria. La cabeza de Sava explotó y se esparció por toda la habitación, llevándose con ella el fémur del correo. Sin embargo, la información contenida en el fémur encontró su camino de forma casi instantánea a través de las oscuras profundidades del espacio, aterrizando con seguridad en un receptor dedicado de Firewall en algún otro punto del sistema solar.

***

-¿Qué fecha es?
Las palabras clavaron sus garras en mis nuevas cuerdas vocales y salieron a rastras de mi seca garganta. Mi dicción es predeciblemente mala, como lo es siempre durante los primeros minutos después de un reenfundado. El timbre de la voz es evidente a pesar de la mala dicción y el balbuceo. Definitivamente un biomorfo, y mi último sexo es femenino. Todo esto lo descubro en los primeros segundos.

5 comentarios:

Ferran Torta dijo...

Quiero que mi PJ sea de la facción de los "reclamadores" :P

Muy bueno el relato :D ¿No se sabrá nada del contenido gravado en el fémur no? ¿Era información sobre los TITANs quizás? ;)


Riley

Firefox dijo...

Se agradece (y mucho) la traduccion y la publicacion dle texto. Las dos primeras partes estan bien, pero esta ultima me resulta un poco floja.
Riley, si quieres ser uno de los "reclamadores" nada mas facil que ponertelo como motivacion. aunque los Selenitas como faccion les va bastante el royo de recuperar la tierra.

WilliamDarkgates dijo...

Me encanto el relato, pero con el proyecto Ozma por allí, aquella información en el Femur seguro que era algo realmente importante. Tal vez tenga algo que ver con la Singularidad del TITAN

Juglar de Oz dijo...

Yo no diria que tiene que ser de los TITAN :p

En cualquier caso me alegro que os haya gustado el relato, yo creo que ilustra muy bien lo que es jugar a Eclipse Phase.

Ferran Torta dijo...

Si, realmente es muy ilustrativo del trasfondo y cosmogonía del Eclipse Phase.

Todo lo que trata del morfo y la posibilidad de cambiarlo con facilidad, más la posibilidad de "resucitar" a partir de las copias de seguridad del ego quedan magníficamente retratadas en el relato.

Quizás las musas tienen un trato algo secundario, y no se acaba de percibir la realidad aumentada, aunque en la misión en la tierra, al estar todo devastado, poco pueden advertir/informar. Aun así, cuando avisan que se acercan robots enemigos... es de lo más intrigante/amenazador :D


Riley